Aprovecho esta nota para compartiros parte de las ideas que se encuentran entre las páginas de La Era del Vacío del filósofo Gilles Lipovetsky y de esta manera reflexionar junto con vosotros sobre el vacío del ser humano en la actualidad.
Lipovetsky nos habla del narcisismo colectivo que padecemos y como toda actividad tiene el objetivo de la proyección de una imagen exitosa hacía al exterior. Estos son algunos de los ejemplos que nos cita y en los que nos podemos ver bastante identificados:
En la informática, la máquina que sustituta del hombre trabajador, del hombre productor, ha pasado a segundo término. Ahora, la máquina erótica, las que produce bienestar y placer al ser humano, es la que recibe toda la atención.
En la época del cuidado del “self ”, estamos ante un bombardeo masivo de escuelas para a la persona y su autoestima: el análisis transaccional, la bioenergía, las terapias de grupo, el hipnotismo, el Silva Mind Control, la terapia reichiana, todo lo derivado del Instituto Esalen.
La medicina, una de las tradiciones más cientificistas del mundo occidental, se ha abierto a caminos poco ortodoxas de acuerdo a esta tradición: la acupuntura, la visualización, la herbología, el biofeedback.
El deporte, de pasatiempo de fin de semana, a omnipresencia mediática y cotidiana donde toda la cultura del ocio y del consumo se concentra.
El lugar central de la erotización y del consumo sexual en la sociedad actual es también característico de los tiempos posmodernos. Acumular experiencia, “capital libidinal”, es meta fundamental de la especie posmoderna.
Y por último, las modificaciones a la representación social del cuerpo: “angustia de la edad, obsesión por la salud, por la “línea”, por la higiene, rituales de control y de mantenimiento, cultos solares y terapéuticos, superconsumo de los productos farmacéuticos.”
El cuerpo ya no es res extensa, es nuestra identidad profunda, nuestro self corporal.
Según este autor vivimos en los tiempos de la desaparición del happy y asistimos al inicio de nacimiento de la cultura cool.
Y digo yo: con tanto consumo de cuestiones superficiales, ¿será también el inicio de una falsa conciencia?