¿Y qué pasa si me encanta mi zona de confort?

Érase una vez un universo en donde los valores como la bondad, la ayuda, la generosidad, la amabilidad han pasado de moda y han sido relegados para unos pocos que fueron señalados como “los débiles”. En este actual universo, solo se escuchan voces que gritan que tienes que salir de tu zona de confort, que tienes que ser combativo, que las parejas solo te engañan y te dañan. Pero… ¡qué estrés!, ¡qué inseguridad emocional!

¿Avanzamos como humanidad?, ¿mejoramos como especie?, pues diría que avanzan las herramientas que utilizamos como humanos; por supuesto, nos hemos beneficiado de las tecnologías, aunque no siempre las hemos sabido utilizar.

¿Nos relacionamos?, pues, claro, los avances hacen que estemos interconectados consumiendo datos como nunca. Otra cosa es que confundamos estar comunicados con escucharnos, ya observamos la escucha en modo multitarea colándose en la relación de la consulta. Y que hablar de las relaciones de pareja, la digitalización favorece a que las parejas pierdan parte de su intimidad individual, surge el modo espía de pareja: se las apañan para leer canales del otro sin consentimiento y para estar súper pendientes de quien te pone un like, quien comienza a seguirte y de ahí hasta se pueden pedir explicaciones.
En el trabajo, como si fuera que la función de algunos superiores es la de «arreador», en vez de motivar al equipo, latiguean con el mensaje de la famosa zona de confort y de tener que salir de esta, que cursan con síntomas y enfermedades como infartos, caída de pelo, gastritis crónica, etc.

Esto es solo un corto resumen de una conversación con una querida amiga, y como ella decía ¿y qué pasa si me encanta mi zona de confort?, ¿y qué pasa si me da la gana ser amable a pesar de que está fuera de moda serlo?

Ya os contaré si decidimos ponerlo en práctica y de sus resultados. Encantada de que también me compartas tu experiencia.

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