SOLEDAD PANDÉMICA, LLEGÓ Y SE QUEDÓ

El acompañante a bordo del 2022 diría que, para muchas personas, ha sido la soledad. En la pandemia se perdieron muchas vidas, además se perdieron muchas relaciones que nos amenizaban lo cotidiano y que aún ahora seguimos sin recuperar. Sin embargo, nos parece un bien que pasa desapercibido o es insuficiente para justificar el malestar interior que esta falta está produciendo.

Me consta de arduas luchas por transformar la situación, pero no sé si las relaciones auténticas quedaron agotadas en el confinamiento y sin posibilidad de abastecimiento.

Escuchaba con bastante dolor el intento de superar ese vacío de relaciones, me contaban del sobresfuerzo por relacionarse, “toco hasta tres hilos de WhatsApp”, resultado: un buen amigo que no contestó aún (tiene disculpa porque también él está en un mal momento); el siguiente estaba fuera de la ciudad y el tercero, al que le pidió verse y como no tenía tiempo limosneó solo que le devolviera la llamada, de este lo que recibió fue un “lo siento, ahora no puedo”.

Hablar sobre la soledad e individualidad social

Esa semana ya había realizado deporte, también había ido al médico a renovar su dosis de pastillas y, por supuesto, había ido a terapia. Todo estaba hecho, y yo no tenía más que asentir, desde luego que estaba intentando estar bien, pero contaba que no sentía tanta diferencia entre los tiempos de prohibición de salir y no salir.

El Vacío de las relaciones de momento parece que ha venido para quedarse. Pasó a ser emocionante que, al salir de un bar, el camarero le dijera que se pusiera la chaqueta que había refrescado… ¡oh! alguien la estaba viendo.

Aunque sea una frase hipertrillada, me suena la más adecuada para cerrar este post: alguien muy cerca de ti puede que esté librando una gran batalla en su interior. Mínimo: Sé Amable, a muchos, les devolverá su sentido de la vida.

 

 

 

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